DISTRITO FEDERAL
EXTENCION: 1547Km2, 0.1% del territorio nacional.
DELEGACIONES: 16
RELIEVE:
La superficie de Distrito Federal, forma parte de la provincia: Eje Neo volcánico.
El relieve lo definen principalmente una sierra y un valle, la primera se localiza al oeste, extendiéndose del noroeste al sureste y la conforman rocas de origen ígneo extrusivo o volcánico (se forman cuando el magma o roca derretida sale de las profundidades hacia la superficie de la Tierra) producto de la formación de volcanes como: Tláloc, Cuautzin, Pelado, Teuhtli, Chichinautzin y el de mayor altitud cerro la Cruz de Márquez o Ajusco con 3 930 metros sobre el nivel del mar (msnm).
En el centro-oeste, hay un lomerío que separa al valle que se extiende desde el centro hasta el este, en este punto se localiza la altura mínima con 2 300 metros.
La planicie del valle es interrumpida por el cerro de Chapultepec, cerro de la Estrella, volcán Guadalupe y cerro del Chiquihuite.
En las cercanías de la localidad San Andrés Mixquic, hay un lomerío que se extiende de noroeste a sureste.
CLIMA:
En la mayor parte de su territorio se presenta clima Templado subhúmedo (87%) En el resto se encuentra clima Seco y semiseco (7%) y Templado húmedo (6 %).
La temperatura media anual es de 16°C.
La temperatura más alta, mayor a 25°C, se presenta en los meses de marzo a mayo y la más baja, alrededor de 5°C, en el mes de enero.
Las lluvias se presentan en verano, la precipitación total anual es variable: en la región seca es de 600 mm y en la parte templada húmeda (Ajusco) es de 1 200 mm anuales.
El avance de la mancha urbana ha puesto en peligro a todos los ecosistemas que existieron en el valle de México. Los primeros en padecer la depredación del género humano fueron los lagos.
La zona urbana ocupa la mayor parte del territorio, pero hacia la parte sur y sureste se encuentran zonas agrícolas, principalmente de temporal, donde se cultiva maíz, frijol, avena y nopal entre otras, siendo importantes también las hortalizas y la floricultura.
FLORA
En las sierras: Bosque de pino, cedro blanco, oyamel, encino y zacatón.
En los lomeríos bajos: Nopal, agave, tejocote, capulín y encino.
Fauna
En las sierras: Liebre, tlacuache, musaraña, cacomixtle, conejo de los volcanes, gorrión y colibrí.
En los cuerpos de agua: Charal, sapo, rana, ajolote y culebra de agua (están casi extintos, pero se encuentran todavía algunos ejemplares en Xochimilco, Tláhuac y Mixquic).
Áreas naturales protegidas
Parques nacionales: Cerro de la Estrella, Cumbres del Ajusco, Fuentes Brotantes de Tlalpan, Desierto de Los Leones, El Tepeyac, Lomas de Padierna y El Histórico de Coyoacán.
Sitios de interés turístico:
• Auditorio nacional
CIUDAD DE MÉXICO / GRAN EXPOSICIÓN!!
Historia, geografía, vida cotidiana e información sobre la Ciudad de México, es lo que los visitantes podrán encontrar en Todo Cabe en una Cuenca, exposición permanente dedicada a los habitantes de la zona metropolitana de la Ciudad de México y tiene como objetivo rescatar el sentido de pertenencia a una ciudad cuya identidad no siempre se tiene clara. Esta muestra también se dirige a los visitantes y turistas que quieran familiarizarse con la gran metrópoli.
Una ciudad que le da nombre a un país, merece sin duda una exposición dedicada exclusivamente a su identidad. El desafío es reflexionar sobre los grandes temas y sobre las enormes posibilidades que hay para conocerla. De esta manera, la Secretaría de Cultura, a través del Museo de la Ciudad de México, da respuesta a la principal exigencia de sus visitantes: una exposición que hable sobre la ciudad.
El antiguo Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, hoy Museo de la Ciudad de México, fue la casa de varias familias novohispanas descendientes de los condes que, amparadas en títulos nobiliarios, ejercieron una gran influencia en las decisiones de virreyes y obispos.
Los orígenes del palacio se remontan al Siglo XVI, cuando el conquistador Hernán Cortés repartió los solares más cercanos al Templo Mayor Azteca entre sus compañeros de armas y colaboradores más allegados.
Es posible que la edificación del palacio se haya iniciado en forma en el siglo XVII como resultado de la necesidad de ostentar la alcurnia a la que pertenecía el conde y su descendencia.
Sin embargo, fue hasta 1777 cuando el arquitecto Francisco Antonio Guerrero y Torres, último representante del barroco novohispano, se hizo cargo de la remodelación del Palacio. El cometido el arquitecto Guerrero y Torres era conservar el esplendor y la nobleza de la antigua casa, sin rebasar el presupuesto destinado para ello.
La fachada del palacio fue recubierta de tezontle. La portada y las ventanas fueron recubiertas con cantera muy a la usanza del siglo XVII. En la esquina inferior derecha se incluyó un elemento que ha sido objeto de diversas interpretaciones: un petroglifo prehispánico con la imagen de una cabeza de serpiente.
Una hipótesis marca la posibilidad de que este monolito fue sustraído del Templo Mayor durante la conquista de Tenochtitlan y colocado como basamento de la primera casa construida por Juan Gutiérrez Altamirano.
La casa se trazó en dos plantas, sin entresuelo, y con dos patios como todas las casas señoriales. Asimismo, con una capilla familiar, símbolo de abolengo y de intensa actividad social.
Los escudos de armas que coronan las arquerías del patio principal corresponden a la intención de resaltar el abolengo familiar, lo mismo ocurre con las gárgolas en forma de cañón que adornan todo el perímetro superior de la fachada y parte del portón mayor.
Los perros que adornan el arranque de la escalera, así como los mascarones del portón principal tienen un aire orientalista, rasgo no muy común en la casa de los nobles. Incluso, se ha especulado sobre el posible origen de la madera y la mano de obra que elaboraron la puerta de acceso principal; se ha dicho que quizás fue traído de Filipinas por los condes. Sin embargo, la manufactura parece ser totalmente novohispana y la madera no es extraña a estas latitudes.
Otro elemento distintivo del palacio es la fuente en forma de concha ubicada en el patio mayor. Su desgaste nos sugiere que posiblemente haya sido labrada tiempo antes de la reedificación de la casona y que fue empotrada ahí tiempo después de concluir ésta. El poco espacio que existe entre la fuente y las ventanas de los cuartos aledaños parecen ratificar el dictamen.
El motivo ornamental principal de la fuente es una nereida que toca la guitarra y mira hacia la capilla familiar, tiene una connotación evidentemente acuática. Se ha dicho que posiblemente haga referencia a los viajes ultramarinos que realizaron los condes, como adelantados de las Islas Filipinas.
De palacio a vecindad
A finales del Siglo XIX la casa de los Condes de Santiago de Calimaya, quedó ubicada dentro del área comercial del centro. Poco a poco se establecieron comercios en accesorias que fueron rentadas para dichos fines.
Los herederos de este inmueble continuaron la costumbre de rentar los cuartos interiores para vivienda, pero los cambios en la ciudad habían provocado que esta zona ya no fuera de aristócratas, sino popular y la fisonomía de la antigua casa señorial comenzó a modificarse en función de sus nuevos inquilinos.
En la planta baja los cuartos tenían tapancos y entresuelo que daba mayores posibilidades espaciales a los habitantes. De la primera sección de la casa se trató de mantener la exclusividad para la familia, pero las necesidades de los locales comerciales y financieras de los arrendadores provocan que se fuera desgastando y olvidando el uso original de este espacio. La fuente del primer patio poco a poco se vio rodeada e incluso invadida por tuberías y otras instalaciones.
La diferencia social entre los habitantes de los cuartos superiores y los inferiores comenzó a perderse.
De vecindad a museo
La importancia del antiguo Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya fue reconocida en 1931 cuando se le declaró patrimonio nacional. Posteriormente, en 1960, el entonces Departamento del Distrito Federal decretó que el inmueble se convertiría en la sede del Museo de la Ciudad de México.
Y para adecuar al edificio a su nuevo uso, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez llevó a cabo una remodelación, en la que las antiguas habitaciones se convirtieron en salas de exhibición.
El 31 de octubre de 1964 el antiguo Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya fue inaugurado como Museo y en sus salas se montó una exposición que mostraba didácticamente el concepto de urbe que se manejaba en aquel entonces. Esta muestra duró 30 años.
En 1992, el Museo de la Ciudad de México era una ruina. Fue desmontado para transformarlo en un centro de información y remodelar la sede como residencia para invitados del Departamento del Distrito Federal, proyecto que no se concretó.
En 1997, el primer gobierno electo de la ciudad reinstaló el museo como un proyecto prioritario. Actualmente, el Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya alberga al Museo de la Ciudad de México, un museo activo y en movimiento que incluye el pasado, el presente y el futuro de la ciudad.
La capilla y la sacristía del antiguo Palacio
La capilla del antiguo Palacio los Condes de Santiago de Calimaya, hoy Museo de la Ciudad de México, se remonta a los años 1778 a 1781, época en que fue reconstruido el edificio por el arquitecto Francisco Antonio Guerrero y Torres, considerado el último representante del barroco novohispano.
Durante la época de la Colonia, la religiosidad permeaba todas las manifestaciones de la vida cotidiana. Era costumbre asistir a misa diariamente, pero al mismo tiempo estaba mal visto que las mujeres de abolengo salieran a menudo a la calle y convivieran con el pueblo. Así, era común que las mansiones señoriales contaran con una capilla privada con su correspondiente sacristía.
La sacristía es una habitación contigua a la capilla donde el sacerdote se preparaba para impartir algún sacramento. Las ceremonias religiosas privadas sólo se realizaban en las casas de las familias de alto nivel económico.
Sala de Música
En el siglo XIX entre las actividades que realizaban las mujeres de familias acomodadas estaban bordar, pintar y tocar el piano; estas actividades se ejecutaban a diario. Los autores preferidos de la sociedad de la época eran Shubert, Chopin, Beethoven y Liszt, aunque también se escuchaban a los compositores mexicanos entre los que destacan Tomás León, Aniceto Ortega, Melesio Morales.
Ninguna casa de una familia de abolengo se podía considerar completa y de buen gusto sin que incluyera un espacio dedicado al cultivo de la música, donde también se conjuntaban expresiones de otras artes como la pintura o la escultura, que mostraban un alto y refinado estilo de vida. En estas salas se organizaban tertulias en las que se cantaba, se recitaba poesía y se tocaban al piano melodías cortas que se llamaron "música de salón".
LA CAPILLA Y LA SACRISTÍA
LA SALA DE MÚSICA
EL ESTUDIO DE JOAQUÍN CLAUSELL
Conoce la vida, leyendas y el palacio de una de las familias más importantes del México Novohispano: Los Condes de Santiago de Calimaya. Asimismo, conoce a uno de los artistas plásticos más destacados de México durante el Siglo XX: Joaquín Clausell.
Biblioteca Jaime Torres Bodet
El acervo de la biblioteca consta de aproximadamente 10 mil volúmenes. Sus colecciones están conformadas por una amplia hemeroteca del Siglo XIX; un Fondo Reservado donde se ha concentrado la Historia Legislativa que al correr de los años ha trazado el perfil de nuestra ciudad, desde las coloniales Leyes de Indias editadas en 1774 y las Actas de Cabildo, hasta las Memorias del Ayuntamiento de la ciudad de México y las colecciones de Leyes y Decretos, entre otras colecciones no menos importantes. Asimismo, cuenta con un acervo y una sala de consulta que comparten amplias colecciones sobre la ciudad de México, su trayectoria, sus transformaciones y la semblanza de sus habitantes. Posee además, una sección de publicaciones periódicas y colecciones tales como Literatura y Artes Plásticas, con el objetivo de ofrecer en la biblioteca tanto el placer de la lectura como la rigurosidad de la investigación.
Museo del Caracol. Galería Histórica.
La Galería de Historia es un museo dedicado a los niños y jóvenes de México.
A través de maquetas, dioramas, retratos, mapas y documentos, muestra a sus visitantes la historia de la edificación de México como nación independiente, desde finales del siglo XVIII hasta la segunda década del siglo actual.
se encuentra en lo alto de un cerro que forma parte del magnífico bosque de Chapultepec, ubicado al poniente de la Ciudad de México. Chapultepec es un sitio histórico lleno de significación para los mexicanos, quienes lo sentimos como una parte fundamental de nuestro patrimonio histórico y cultural.
De sus laderas brotaba el agua cristalina que abastecía a la Ciudad de México-Tenochtitlán y en su cima se edificó, a finales del siglo XVIII, un magnífico castillo, escenario, años más tarde, de la heroica defensa de los cadetes del Colegio Militar en contra de una invasión extranjera, posteriormente, suntuosa residencia imperial y presidencial y en la actualidad, sede del Museo Nacional de Historia.
El museo no cuenta con un acervo propiamente dicho, ya que el discurso se apoya en elementos didácticos como dioramas, maquetas, retratos, mapas y documentos, que lo hacen único en su tipo. En los primeros se recrean escenas de la historia de México mediante figuras de barro y escenografías en tercera dimensión elaboradas en madera y materiales plásticos. Cada diorama cuenta con un sistema de iluminación interior y de audio que permite escuchar una narración de los hechos representados, así como revivir las palabras de sus protagonistas y la música de la época, a fin de reforzar el dramatismo de las escenas. El recinto ilustra aspectos de la vida cotidiana en Nueva España durante los últimos años del virreinato, cuando se gestaron las primeras conspiraciones de la casta criolla contra la corona. Se difunden hechos fundamentales de la guerra de Independencia, así como el difícil camino del país durante el siglo xix: intervencionismo, guerras internas y pérdidas de territorio. También se exponen las contradicciones del porfiriato, que dio estabilidad política pero al mismo tiempo generó una gran desigualdad económica. Se hace énfasis en el papel de Madero y los constitucionalistas en la Revolución. Destacan dos obras del escultor José Chávez Morado: la puerta cancel de la entrada, elaborada en bronce, que alude a la fusión de dos culturas (la europea y la americana), y el Recinto de la Constitución, que fue uno de los primeros altares a la patria, donde se exalta la carta magna como la piedra angular sobre la que se erige la actual nación mexicana. Para simbolizar los colores de la bandera mexicana, Chávez Morado recubrió con tezontle rojo los muros del torreón, construyó en mármol verde la cabecera en la vitrina de la Constitución y colocó en el piso mármol blanco.